Dar Achorafa
0Con gran frecuencia viajo a Marruecos por negocios ya que me dedico a la compra y venta de joyas. Sin embargo, para este viaje decidí llegar hasta Amizmiz con mi esposa, para pasar unos días de descanso antes de regresar a Suramérica.
Amizmiz es un lugar de descanso y de relajación a sólo una hora de la bulliciosa ciudad de Marrakech. La casa donde me quede estaba nueva y decorada con trozos de la historia, era muy cómoda, y tenia un bello jardín, un lugar hermoso que contaba con abundantes pavos reales. La única cosa que realmente rompió la serenidad del lugar fue el rebuzno de un asno en las cercanías.
Es un hermoso lugar para quedarse. Tuvimos nuestra propia suite con dos puertas que conducen a la piscina, que era un tanto pequeña para lo que se acostumbra en los diferentes hoteles del mundo. Mi esposa disfrutó mucho de la presencia de los pavos reales que descansaban junto a la piscina y se pavoneaban ante nuestra presencia. El hotel esta rodeado por los típicos muros de ladrillo de barro comunes en las construcciones Marroquíes, en los alrededores olivos con una carga de frutas verdaderamente hermosos, un seto de romero y la albahaca en el pasadizo a la cocina Y en entre las rocas el nopal en la distancia.
La habitación contaba con lo necesario, no era muy lujosa pero se veía bonita. La cama era amplia y cómoda para el descanso. En sí todo en el lugar era muy limpio y el personal amable y atento en todo momento. Este es un hotel solo para el descanso, no tienes mucho que hacer, sólo salir de caminata por los alrededores e interactuar con los lugareños que son personas bastante sociables.